Publicado: 27 de Abril de 2015

El vértigo consiste en una ilusión de movimiento o de giro del entorno o de uno mismo, siendo la sensación de precipitación en el vacío lo más común. Se acompaña normalmente de náuseas, pérdida del equilibrio (mareo) y sensación de desmayo inminente.

El vértigo se relaciona casi siempre con una alteración del sistema vestibular, que se halla dentro del oído interno y coordina el mantenimiento del equilibrio así como de nuestra postura, y puede ser momentáneo o durar horas o incluso días. Este trastorno puede afectar a cualquiera, aunque en niños se presenta en forma de crisis espontáneas y pasajeras y en ancianos puede evolucionar hacia una inestabilidad crónica.Existen dos tipos de vértigo: periférico y central.

El vértigo periférico se debe a un problema en la parte del oído interno que controla el equilibrio. Estas áreas se denominan laberinto vestibular o canales semicirculares. El problema también puede involucrar el nervio vestibular, el cual conecta el oído interno al tronco encefálico.

El vértigo central se debe a un problema en el cerebro, en especial en el tronco encefálico o la parte posterior del cerebro (cerebelo).


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